Pero volviendo al viejo corazón de Dresde, catalogado por la Oficina Nacional de Turismo de Alemania como uno de los diez lugares más populares del país en 2017, resulta curioso comprobar cómo el consulado español abre en la histórica residencia del compositor Heinrich Schütz, la figura más legendaria de la música germana anterior a Johann Sebastian Bach, en un barrio frecuentado por los estudiantes españoles que encuentran aquí los mejores bares de tapas de la ciudad.
Dresde es una de las ciudades favoritas de los turistas españoles. Y no les falta razón... Lo que quizás no se conoce tanto son las conexiones con nuestro país, el «alma española» de esta urbe. La Neustadt, la «ciudad nueva» de Dresde proyectada en la orilla derecha del Elba, se ha desarrollado con las mismas directrices del popular Eixample de Barcelona, con decenas de bares, restaurantes y tiendas de moda que puedes recorrer participando en los tours de arte callejero organizados en la ciudad para descubrir el «street art» de sus originales graffitis.
Hoy se ha conocido la venta del Castillo de Marienburg al gobierno de Baja Sajonia por 1 euro. El joven príncipe Ernesto Augusto de Hannover ha tomado la decisión de vender la residencia de su familia debido al alto coste de mantenimiento, aunque de por medio de esta aparente generoso acuerdo, hay un otro mucho más complejo y amplio entre el gobierno regional y el aristócrata y que afecta a la compra de numerosas obras de arte propiedad de la familia del príncipe.
El castillo neogótico situado sobre una bella colina, ha sido explotado con éxito como atracción turística, pero pese a sus más de 200.000 visitantes, los ingresos no ha sido suficientes para compensar los gastos de los últimos años.
Centro industrial y comercial, así como un nudo ferroviario, que produce vehículos de motor, maquinaria, artículos de caucho y productos de alimentación. Hannover es una ciudad del noroeste de Alemania, capital de la Baja Sajonia, situada a orillas del río Leine.
Dresde, capital del estado libre de Sajonia, entusiasma a sus visitantes desde siempre con una mezcla fascinante entre tradición y modernidad. Al caminar por su espléndido casco histórico, con la residencia de los príncipes electores y reyes de Sajonia en el centro, se despliega todo el extraordinario encanto de la ciudad, a la que con razón se llama la Florencia del Elba.
En la orilla izquierda, en el cénit de un encantador meandro, se encuentra el centro de Dresde, salpicado de maravillosos edificios renacentistas, barrocos y clasicistas. Al contemplarla desde la orilla opuesta o desde uno de los puentes del Elba se aprecia claramente por qué esta es una ciudad cultural de renombre internacional.
En realidad, la distribución de los tesoros artísticos del país en todas las ciudades alemanas no fue excesivamente justa. Y es que en Dresde se han acumulado tantos a lo largo de los siglos, que el visitante no puede evitar sorprenderse por la magnificencia y plenitud de unos bienes culturales de tanta relevancia. Además, los habitantes de Dresde han logrado integrar todos estos tesoros en un maravilloso paisaje fluvial, de manera que, del asombro pronto se pasa al puro entusiasmo.