Caminando por las calles libres de tráfico hasta el pequeño puerto, recorre los senderos donde antes se transportaban carretillas de pescado y, al amparo de la noche, se llevaban toneles de brandy y fardos de tabaco a sus escondites. No se equivoque, esta tranquila cala de pescadores, la apacible Polperro, fue una vez un próspero centro para el contrabando de la zona.
Polperro, se encuentra a solo unos kilómetros espectaculares a lo largo de la costa de Looe. Protegido de los estragos del tiempo y la marea en su barranco del acantilado, es una encantadora mezcolanza de cabañas, cada una inconfundiblemente obra de un pescador de Cornualles.