Lo primero que he de decir es que el derribo del Palacio de Ripalda ocurrió 10 años antes de mi nacimiento. Por lo que entonces no es que mis padres no me tenían pensado, es que ni se conocían, je, je, je...
Pero creo que este es un episodio de esos que mas que provocar tristeza, provocan indignación. Y conste que ni pretendo lanzar piedras sobre mi tejado, ni tampoco pretendo entablar un debate (por lo aburrido de este) sobre las especulaciones urbanísticas. Pero que una sociedad no fuera en su momento capaz de ponerse de acuerdo y entender que el lucro económico no debía estar reñido con la conservación de nuestro patrimonio... que buena sede para alguna obra social de alguna Banca habría sido este palacio. Un buen sitio para ir a visitar la colección de arte permanente de BanCaja, por ejemplo.
Os dejo una
captura aerea del palacio y alrededores (solo faltan las torres de Guardia de la Alameda).
Y un artículo del
Diario Levante muy interesante.
Un saludo.