Sus agrupaciones de casas en torno a las principales vías de comunicación, la mayoría restauradas junto a sus cuidados huertos con frutales, son un deleite para la vista. Muchas de ellas han sido reconvertidas en alojamientos de turismo rural, un verdadero lujo para pasar unos días llenos de paz y sosiego. Es imprescindible pasear por sus caminos inundados de verdor y acercarse al mirador desde el que se divisa el impresionante paisaje de Las Playas.