La paciencia de los bateanos comenzó a agotarse en 2010, cuando se firmó un convenio con el Gobierno tripartito catalán para la construcción de una residencia de 60 plazas concertadas. A día de hoy, después de arduos tiras y aflojas con la Generalitat que volvió a Convergència en las elecciones de ese mismo 2010 y pese a varias resoluciones del Parlament, el municipio sólo dispone de 30.