Además de esta impresionante riqueza, cuenta el pueblo con una estructura urbana heredada de la época árabe, muy bien conservada y cuidada, que se corresponde con la belleza de todo el conjunto, presidido por el impresionante Castillo renacentista de Vélez-Blanco, del que sólo queda la parte exterior pues la ornamentación interior fue vendida por sus propietarios a un anticuario francés en 1903.