Los primeros pobladores que habitaron en la zona son del Paleolítico Superior, de hace aproximadamente unos 15000 años a.C., hecho constatado gracias a las pinturas rupestres de la Cueva del Niño. Con la llegada de los árabes a la Península Ibérica a partir del año 711, debió tomar fuerza el poblamiento de estas tierras. Precisamente, de esa época viene el nombre de Ayna, que en árabe significa ojos bellos o fuentes escondidas.