El pasado día 5 de julio, en el Mercado del Cabanyal, poblado marítimo anexo al puerto de Valencia, se organizó una nueva edición de la Fiesta de la Clóchina, organizada por Mercavalència y la Concejalía de Mercados del Ayuntamiento valenciano.
A raíz de este evento, cabe la oportunidad de dar un poco a conocer la clóchina valenciana.
La clóchina (Mytilus Galloprovincialis) es conocida como la variedad mediterránea del mejillón (Mytilus Edulis). Además de la variedad hay otras diferencias con el mejillón: menor tamaño, tonalidad más suave… pero sobre todo, un sabor más intenso. Es rica en vitaminas, calcio, hierro, potasio, fósforo, magnesio y Omega 3. Es de temporada corta, se reproduce solo una vez al año.
La clóchina valenciana es especial, Para proteger el producto se creó la marca “Clóchina de Valencia” “Marca de Calidad CV”, un auténtico manjar, superior en cualidades organolépticas a cualquiera otra.
El cultivo moderno de la clóchina data de finales del siglo XIX con bateas mejilloneras ubicadas dentro de la dársena exterior del Puerto de Valencia, con ubicaciones que han ido variando dentro de ella a lo largo del tiempo, debido al inexorable crecimiento del puerto, cosa que se puede observar en las imágenes históricas de Google Earth.
La Agrupación de Clochineros del Puerto de Valencia cuenta con una veintena de bateas que son capaces de producir anualmente entre 50 000 y 70 000 kilos de Clóchina de Valencia cada una.
Es el calendario lunar el que rige todo el proceso: entre la luna llena de abril y la luna menguante de agosto se procede a la cosecha y, la recogida de la semilla (criançó) por su parte, se realiza bajo la luna creciente del mes de mayo.
La (Criançó) se sujeta con vendas de algodón a las cuerdas que penden de las vigas del vivero (tangonà) y se sumergen en el agua. El esmero de los agricultores marinos en el proceso, cambiando de posición las cuerdas según las mareas, extrayéndolas para que les dé el sol, libera a las clóchinas de posibles organismos y parásitos.
Su producción se limita al periodo de mayo a agosto. Los clochineros hablan de los meses sin “R”. (pacolonso)-
Recuerdo desde pequeño ir a bañarnos a la playa de Las Arenas, y degustar en aquellos antiguos merenderos, unos buenos platos de clóchinas, que eran una delicia.
Nota: Casualmente encontré a
D. José Luís revoloteando sobre el Puerto de Valencia, camino de Ucrania y Rusia, adonde le mandaba su jefe
Gally. Así aprovechamos para comernos unas clóchinas con unas cervecitas frescas junto al mar.