Conocida como Petit Versailles, esta pequeña villa es hogar de cuatro castillos, rodeados de viñedos y árboles frutales. Los paisajes del entorno son de ensueño: colinas boscosas y acantilados de piedra caliza fueron testigos de una historia ajetreada que hoy es posible leer en las huellas que dejó en
Autoire.
Durante la guerra de los Cien Años, el pueblo fue duramente asediado por el ejército inglés. Más aún: durante el siglo XIV, se cree que fue guarida de numerosos bandidos, como Bernard de la Salle, el ladrón de Figeac. El circo de acantilados habría sido el conjunto de muros que sirvieron de refugio.