En la actualidad, las ruinas son el símbolo de la época del Romanticismo Alemán.
Entre los siglos XIII y XVII fue construido y ampliado, convirtiéndose en el siglo XVI en una de las residencias renacentistas más bellas de Alemania. Tras la guerra de los Treinta años y la guerra de 1689 contra Francia el castillo fue destruído casi por completo perdiendo todo su esplendor.
Durante cinco siglos fue la residencia de los Príncipes Electores del Palatinado pertenecientes a la familia Wittelsbach. El castillo está edificado en lo alto de Heidelberg, sobre una fortaleza medieval.