La figura del Ángel Custodio y su devoción, nació a mediados del siglo XIV a partir de la pandemia de la peste negra. En Valencia tiene un valor emblemático desde que los Jurados proclamaran su fiesta en 1446 como protector de la ciudad y reino. Su efigie está presente desde antiguo en los blasones de la Generalitat Valenciana.
Ya en el año 1392 en la Sala del Consell de la Casa de la Ciudad, donde se reunía el gobierno municipal, se ordenó la figuración del Ángel Custodio en estos términos: “l'àngel tenent en guarda la dita ciutat (Valencia) per disposició divina”.
Esta antigua y apasionada devoción hacia el Ángel Custodio, cuya manifestación más explícita fue en Valencia, ha pervivido en nuestros días en diversos vestigios con su nombre:
En el interior de la provincia de Valencia , donde las terrazas de típicos cultivos mediterráneos horadan una tierra histórica que ha sido testigo de mil batallas medievales, se encuentra la pequeña localidad de Chelva. Esta perla de la comarca de Los Serranos pasa los inviernos adormecida, con poco más de mil habitantes, como si la vida no fuera con ella y a merced de los fríos vientos que castigan el valle. Sin embargo, al acercarse la primavera, el rumor de las aguas de las numerosas fuentes de Chelva, tanto subterráneas como al aire libre, se hace cada vez más audible y ejerce de dulce despertador de árboles, explanadas, plazas, calles y gente.
El otro día me di una vuelta por el trozo de excavación del Palacio Real de Valencia, expuesto en el interior de los Jardines del Real junto a la muntanyeta del general Elío, y reviví lo que fue aquella impresionante e histórica edificación tristemente desaparecida.
La muntanyeta del general Elío que siempre ha mostrado, dentro de los jardines, ser un lugar encantador y misterioso elevado sobre la planicie del conjunto, revive hoy junto a las excavaciones, el recuerdo de lo que fue su constitución básica: el amontonamiento de los escombros provenientes del derribo del Palacio Real.
Las excavaciones expuestas en los Jardines del Real son solo una parte de lo descubierto en 1986 cuando fue levantado el asfalto de la calle General Elío por causa de las obras de los colectores de la ciudad. La parte que se encontraba bajo dicha calle fue tapada de nuevo para no perjudicar el transito.
Los puntos de la excavación están perfectamente determinados en relación a los planos originales del edificio y señalados por tableros de información. También hay un centro de interpretación, pero está cerrado.