Para ver todo su esplendor es necesario visitarla durante la bajamar, ya que en pleamar es extremadamente peligrosa. Cada rincón te sugiere una historia, una admiración, un quedarnos con la boca abierta, al comprobar esta maravilla infinita, que hay que visitar y conocer.
Rocas llenas de mejillones y percebes, cuevas insólitas, contrastes de luz y sombras, arcos espectaculares, en definitiva la grandiosidad hecha playa. Pero no una playa cualquiera,sino que escapa del concepto de playa que todos tenemos. No para extender toallas y tumbarse al sol, ya que sería un desperdicio estar allí y dejar de contemplar, ni por un segundo, tanta maravilla.
Una playa para disfrutar cada minuto, cada paso, cada ola.
El entorno es agradable, pero hablaré de él, en días sucesivos: su gente, su gastronomía etc. Os dejo alguna foto, que no hace justicia a la belleza de la playa, pero mi cutre cámara digital es lo que tiene. Espero que os gusten y que os animen a visitar este lugar que no olvidaréis si algún día llegáis a conocerlo. Las carreteras para llegar desde Biescas son buenas, hay dos recorridos, Biescas-Zaragoza-Logroño-Burgos-León-Lugo, que es algo más largo, pero mejores...
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