El avistamiento más espectacular que puede realizarse en el lugar es el de la ballena azul, que migra al área durante el verano del hemisferio sur.
"Sabíamos que se habían realizado avistamientos de ballenas azules en la bahía pero no la razón por la que vienen" dice Orizola. "Luego de estudiarlas exhaustivamente, los investigadores concluyeron que las ballenas usan Melimoyu como lugar para alimentarse luego de tener a sus crías."
En 2011 el MERI se asoció con la Universidad Austral de Chile y el Centro Ballena Azul. Desde entonces, han realizado investigaciones acústicas para entender mejor la forma en la cual estas criaturas amenazadas se comunican y cómo surcan las aguas.
Conscientes de que la introducción de flora y fauna no nativa provoca cambios inevitables en la vida silvestre de la Patagonia, el MERI pretende que Melimoyu siga siendo el hábitat patagónico autóctono que hoy es, estimulando una combinación de ecoturismo e investigación científica.
A diferencia de lo que ocurre con la gran cantidad de pino insigne que invade los bosques nativos a lo largo del país, las frondosidades de Melimoyu están pobladas por la confluencia única de dos bosques endémicos de la Patagonia. Estas tierras albergan variedad de animales autóctonos como el Pudú, el tipo de ciervo más pequeño del mundo, nativo de Chile, que está en peligro de extinción.
"Melimoyu es uno de los sectores más impresionantes de la Patagonia, posee características que no pueden encontrarse en ninguna otra parte", dice a Chile.Travel Alejandro Orizola, gerente de tierras y desarrollo de la reserva. "Tenemos una bahía cerrada al interior de los fiordos de Aysén, protegida del mal tiempo, en la cual desembocan dos ríos: el Colonos y el Marchant."