«De pronto, como a eso de las diez de la mañana, uno de los indios que servían de guía se volvió hacia el jefe y le señaló con el dedo una cresta pelada. [...] Balboa mandó entonces hacer el alto. Y luego, ante la expectación ansiosa de sus hombres, continuó subiendo solo hacia la cumbre señalada. De improviso lo vieron clavar la vista en el espacio, quitarse el sombrero empenachado y caer de rodillas, en uncioso recogimiento [...] Con lágrimas de gozo estos endurecidos aventureros abrazaron a su capitán y juraron seguirle hasta la muerte. El padre Andrés entonó un "Te Deum Laudeamus" y las voces de los soldados, ennoblecidas y puestas al unísono con la grandeza del momento se elevaron solemnes aquel glorioso domingo [...] Entonces con voz estentórea y temblante de emoción, Vasco Núñez de Balboa anunció a todos los vientos que tomaba posesión de aquellas tierras bañadas por el mar del Sur en nombre de los soberanos de Castilla. Y mientras algunos... Leer más ...