Kepler observó en 1604 la última explosión de una supernova en la Vía Lactea. Se pudo observar a simple vista durante más de un año. Se encuentra a 13.000 años luz, en la constelación de Ophiuchus.
El remanente de supernova que se conoce como estrella de Kepler mide 14 años luz y su material se expande a 7,2 millones de km/h.