Precisamente en la falda del Castillejo de Monteagudo, fue donde edificó su finca de recreo o almunia, con numerosas huertas, acequias, pabellones, albercas y jardines. En este emplazamiento, los arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas vienen trabajando desde el verano del año pasado. Sin embargo, no ha sido hasta esta última semana cuando se ha producido un hallazgo sin precedentes: un palacio real presidido por una alberca palatina asociada a un gran jardín de crucero. Este conjunto monumental posee una configuración que solo cuenta con el antecedente de los palacios y jardines cordobeses de Medina Azahara (siglo X).
En la Edad Media, entre los siglos XII y XIII se produjo la repoblación por decisión del rey Alfonso IX. Del flujo de gente que llegó a esta tierra, parte destacada fue la de origen francés a través de D. Raimundo de Borgoña, noble francés casado con doña Urraca, una de las hijas de Alfonso VI. Este origen justificaría la numerosa presencia de topónimos franceses en la Sierra de Francia.
Los primeros vestigios de la historia de La Alberca hay que buscarlos en la prehistoria, cuya huella permanece en las pinturas rupestres de la época del neolítico en numerosos canchales y riscos de los valles que rodean a La Alberca: Lera y Las Batuecas.