Una famosa revista norteamericana señala una librería porteña como “la más linda del mundo” y el argentino promedio saca pecho con orgullo, como cuando Messi gana un Balón de Oro, a Darín lo distinguen en algún festival de cine o designan a un sacerdote argentino como el nuevo Papa. Así, hay quienes jamás fueron a una misa celebrada por Jorge Bergoglio en Buenos Aires aunque lo tuvieran a metros de su casa pero ahora son capaces de gastar varios miles de dólares para viajar al Vaticano a sacarse una foto con él.
Instalada en un edificio de 1909 que fue cine y teatro, deslumbra por su arquitectura a turistas y medios internacionales. Pero muchos amantes de los libros creen que la ciudad tiene otras y tal vez mejores alternativas.