El basalto es una piedra que asusta. Se la reconoce por ser de esas que matan el espíritu y cortan el envión de aquellos que a pala limpia buscan abrirse camino luego de unos metros de tierra ligera. Los geólogos dicen que es una roca ígnea volcánica, y con eso la imaginación se dispara. Enormes rocas son el retén para que la ciudad de Salto no se caiga al río.
Es como una olla repleta hasta el borde que el hombre comenzó y la naturaleza terminó. Agua cristalina que no se vende ni se usa. La quietud del lugar no condice con su nombre: las canteras de El Terrible, en el departamento de Salto, se guardan para unos pocos curiosos.