Si a la prácticamente inexistente precipitación anual se unen los vientos que con vehemencia golpean la zona, nos encontraremos una estampa estéril y discrepante con nuestro visiteo. Un territorio inhóspito, pero con el que es necesario pedir audiencia si se está de paso por esta zona de Bolivia.
El desierto de Siloli está considerado, junto con el de Atacama, como uno de los más áridos del mundo, acentuado por su altitud, los citados 5.000 metros.