...eso, Kretschmann mandó anclar la nave. Estaba seguro que aquello bastaba para soportar, cualquier tormenta que se podía dar en aquella rada. A eso de las 11:30 h. de la mañana las anclas garreaban incomprensiblemente por el fondo arenoso de la bahía. Dada la fuerza del viento, la nave se arrastraba irremediablemente hacia la costa, zarandeando a todo el barco y empujándolo peligrosa e irremediablemente hacia las piedras del dique de Levante. La solución se hacía más difícil y angustiosa. Finalmente se rompería también la segunda y última ancla y fue entonces cuando la
fragata quedó a merced de las olas y del huracanado viento.
A las 11.30 de 16 de Diciembre de 1900 la
fragata de guerra
Gneisenau, ya zozobraba, pegando bandazos con la amura una y otra vez contra la escollera del dique de Levante. El barco ya estaba perdido.
En esta terrible situación se dispuso la evacuación de la tripulación, botando al mar varios botes; botes que tan pronto se llenan de náufragos como se hunden en el mar, arrastrando la carga de muchos hombres que se confunden con las irritadas olas. Las campanas de las iglesias de la ciudad tocaban arrebato.
Varias embarcaciones se hicieron a la...
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