Sus laberínticas calles de piedra, su castillo de cuento y las enredaderas estrangulando muros y ventanas recuerdan a lo mejor de la Toscana. Son escenarios de los libros de caballerías, con ese repique solemne de campanas, ese chirriar de espadachines imaginarios y el perfumado aroma de las buganvillas colándose en los callejones. Peratallada bien vale un viaje en el tiempo.
Si alguna vez me preguntan cuál es el pueblo catalán más bonito que he visto en mi vida diré que aún me quedan muchos viajes a Cataluña para descubrirlo. Pero si me vuelven a insistir, aunque sea un poco, probablemente deba mojarme para confesar que para mí Peratallada, ubicado en la comarca gerundense del Baix Empordà, lo que viene a ser Costa Brava tierra adentro, se trata del pueblo medieval más hermoso y auténtico de cuantos he visitado en este territorio.