Una nave poderosa de 470 tripulantes, mandada por el comandante Kretschmann, se encontraba anclada en la rada del
puerto de Málaga en espera de recoger al embajador alemán, de misión en Marruecos.
El día 15 se presentó, desapacible en la ciudad, los barómetros de la nave así lo indicaban y al amanecer del día siguiente se desató la tormenta. Fuerte temporal de Levante. Desde el
puerto, se aconsejó a las autoridades de Marina recomendar al comandante alemán que fondease la nave en su interior.
En vez de eso, Kretschmann mandó anclar la nave. Estaba seguro que aquello bastaba para soportar, cualquier tormenta que se podía dar en aquella rada. A eso de las 11:30 h. de la mañana las anclas garreaban incomprensiblemente por el fondo arenoso de la bahía. Dada la fuerza del viento, la nave se arrastraba irremediablemente hacia la costa, zarandeando a todo el barco y empujándolo peligrosa e irremediablemente hacia las piedras del dique de Levante. La solución se hacía más difícil y angustiosa. Finalmente se rompería también la segunda y última ancla y fue entonces cuando la fragata quedó a merced de las olas y del huracanado viento.
A las 11.30 de 16 de Diciembre de 1900 la...
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