Aunque no son comestibles ni están hechas de tan suculento manjar, las
COLINAS DE CHOCOLATE existen en un lugar paradisíaco: la isla filipina de
Bohol.
Las Colinas de Chocolate, son formaciones montañosas de la meseta interior de la isla, con infinidad de pequeñas colinas (1268 apróx.) de forma perfectamente cónica, de piedra caliza, casi sin vegetación, pero rodeadas por una soberbia espesura selvática. La luz del sol les confiere una tonalidad de pura bombonería, de ahí su nombre.
Esta curiosidad natural se recomienda contemplarla y admirarla al amanecer.
¡A ver como nos las apañamos desde GE!
Otra pequeña joya de la isla es el
TARSERO FILIPINO, un mamífero de unos 15 cm de largo. Su hábitat natural es la jungla. Puede girar la cabeza 180 grados. Sus ojos ostentan el récord Guinness del mamífero con los ojos más grandes en relación al tamaño del cuerpo. Paradójicamente, la superstición local ha servido para preservar esta especie en peligro pues los indígenas los sueltan en el bosque porque creen que trae mala suerte.
Aprovecho para resaltar el
gran porcentaje de pueblos con
nombre español que subsisten desde la época colonial a pesar de la total desaparición de nuestro idioma en Filipinas.