Los que en religión somos un poquito escépticos, nos sentimos perplejos cuando miramos a Nápoles, a su Catedral ,donde tres veces por año: la traslación de los restos a Nápoles, (
el sábado anterior al primer domingo de Mayo); la fiesta del santo (19 de septiembre) y el aniversario de su intervención para evitar los efectos de una erupción del Vesubio en 1631 (16 de diciembre) de cada año, el rito se repite. Todo ocurre a la vista de los visitantes. Algunos de ellos pueden observar el milagro a menos de un metro de distancia. Entonces el sacerdote anuncia con toda solemnidad: "¡Ha ocurrido el milagro!", se agita un pañuelo blanco desde el altar y se canta el Te Deum.
¿Será verdad? ¿será mentira?.
Lo cierto es que la sangre de san Genaro se licúa.
La reliquia es una masa sólida de color oscuro que llena hasta la mitad un recipiente de cristal sostenido por un relicario de metal. En un lapso de tiempo que varía por lo general entre los dos minutos y una hora, el sacerdote agita el relicario, lo vuelve cabeza abajo y la masa que era negra, sólida, seca y que se adhería al fondo del frasco, se desprende y se mueve, se torna líquida y adquiere un color rojizo, a veces burbujea y siempre aumenta de volumen.
El milagro es para la controversia y en la que yo no entro; solo me limito a señalar en el kmz los lugares concernientes y la información relativa.