Sus orígenes se remontan al Neolítico pues se han encontrado restos de cerámica en la zona denominada del Castillejo.
En la época de los musulmanes fue llamada Laurisana, más tarde Lauricena. Su huella aún perdura en su urbanismo. Se encontraba en una zona fronteriza entre la cora de Peyyina y la cora de Elvira, siendo además lugar de paso entre Granada y Almería.
Como en otras zonas del antiguo Reino de Granada, a mediados del siglo XVI tendría lugar la rebelión morisca. En Abrucena dirigió la represión contra los moriscos el Marqués de los Vélez. Tras la expulsión de los moriscos en el 1570, fue repoblada con gentes procedentes en su mayoría de Andalucía Occidental.
El comercio de las zonas forestales favorecerá la expansión en el siglo XVIII. Se abastecían de madera las atarazanas de Sevilla y Almería. Este auge económico propiciará el deslinde del municipio. Su economía basada en la agricultura seguirá durante todo el siglo XIX y XX.