Ya desde el renacimiento, los burgueses poderosos de la ciudad de Basilea tenían al lugar como un sitio preferido para ubicar su residencia. Ese aire residencial perdura aún, por ser éste un lámbito tranquilo y propicio para el descanso, en medio de una naturaleza a la medida del hombre. Pese a su cercanía a Basilea, la zona tiene un marcado aire de campiña, con sus valles de cultivos y pastos, y cercanas laderas con viñedos.