Si viajas a Niebla, conviene aparcar el coche fuera del recinto amurallado y acceder al mismo a pie. Sus puertas, el castillo, la iglesia mezquita, la Casa de la Cultura y San Martín conforman el conjunto monumental defendido por las murallas. Fuera de las murallas, sobre las aguas del río Tinto cruza el poderoso puente romano, y a unos 5 kilómetros está el dolmen de Soto, construcción funeraria con casi 4.000 años de antigüedad.
Hay múltiples sitios para ver, podrías empezar por los restos del primer poblado primitivo en O Cástrelo, además pudiendo contemplar los restos de la Vía XVIII del itinerario Antonino que unía Braga con Asturias y el puente romano adyacente, como muestra de las calzadas romanas, agregando a esta ruta arqueológica inscripciones de la vía en varias zonas cercanas a Seoane Vello. En los alrededores de la Ribeira Sacra encontraras entre la multitud de edificios de origen religioso una estructura que sobresale ante el resto, El monasterio e iglesia parroquial en honor a Santa Maria de Montederramo.
Como bien recoge el itinerario señalizado, gracias al paso de vetones, romanos, musulmanes y cristianos por Ledesma, se pueden visitar durante el recorrido numerosos bienes culturales. A destacar un vetusto menhir junto al río, el monumento más antiguo de la localidad, y un desgastado verraco de piedra heredado del antiguo castro vetón que existió en la localidad antes de la llegada de los romanos. Estos últimos llamaron Blestia al antiguo castro vetón, antes de pasar a ser Ledesma finalmente.
En época romana y visigoda la situación de estas tierras en el itinerario entre Coca y Simancas determinó la existencia de pequeños poblados en pagos como Santibáñez, Villanueva, Prado de Mingo Vela y La Llosa. La historiografía del siglo XIX identificó Íscar con el municipio romano denominado Ipsca o Contributa Ipscense, aunque estudios posteriores se acercan a descartar esta teoría, especialmente alusivo a la etimología del nombre de la Villa.
Además la riqueza de pastos, las características del terreno para el cultivo de cereal, la abundante caza y las aguas del Río Alberche, del Arroyo Tórtolas y de la Garganta de la Yedra, hacen suponer que su permanencia fuese significativa y duradera.
De la época romana se conservan unas inscripciones en los Toros de Guisando y los restos de una calzada de segundo orden. En esta época las tierras tembleñas debieron de tener gran importancia por ser zona de paso obligado. En algunos mapas arqueológicos figura un poblado romano en el término municipal.
Al contrario, se trata de un pueblo con una larga historia cuyo centro histórico ya justifica por si mismo una escapada, más allá de la imprescindible visita a alguna de sus bodegas. El emplazamiento actual de la villa de Haro ya fue ocupado con antelación por los celtas y más tarde por los romanos, y según parece, su nombre viene de un faro que había en la confluencia del río Tirón con el Ebro.
Por los restos encontrados, los primeros asentamientos humanos conocidos datan de la época prehistórica. Se han encontrado en su término municipal dólmenes. También se han encontrado restos de origen fenicio y romano.
En tiempos de la repoblación protagonizó una gran rivalidad con los condados vecinos y de ser señorío eclesiástico pasó a ser Cabeza de todas las tierras de Realengo situadas al norte del Condado de Niebla.
Algunos historiadores identifican Cuéllar con la Gella de Tolomeo, otros con la Acontia de Estrabón y, un tercer grupo, con Calenda, ciudad tomada por el cónsul romano Tito Didio en el año 96. Durante el reinado de los visigodos recibió el nombre de Colar, de donde deriva Cuéllar. Parece ser que en el año 997 la villa fue saqueada por el caudillo musulmán Almanzor, que hizo prisioneros a sus habitantes trasladándolos a Andalucía. Fue a finales del siglo XI cuando Cuéllar resultó reconquistada y repoblada por Alfonso VI.
Situada en la comarca del valle del río Alagón, entre los términos de Oliva de Plasencia y Guijo de Granadilla, en el norte de la actual provincia de Cáceres, está atravesada por la calzada romana denominada “de la Plata” (iter ab Emerita Asturican) siendo ésta uno de los dos ejes principales de su trama urbana ortogonal: el decumanus maximus.
La antigua ciudad de Cáparra, deshabitada tras la invasión musulmana y objeto hoy de prospecciones arquelógicas, pertenecía a la provincia romana de Lusitania, dentro del Conventus Iuridicus Emeritensis, con capital en la Colonia Augusta Emérita, de la que la separaba una distancia de 110 millas según el Itinerario de Antonino.
El nombre del municipio viene del culto celta a la diosa Epona, un lugar de gran legado cultural gracias a su puerto natural. Habitado desde la prehistoria nos ha dejado yacimientos donde se han encontrado herramientas de sílex, dólmenes, restos íberos y romanos así como elementos arquitectónicos musulmanes.
Las playas de Estepona son de arena fina, entre estas playas destacan la playa de Rada, el Cristo, Bahía Dorada, la Galera, el Padrón, Arroyo Vaquero y la popular Costa Natura, una playa nudista conocida en toda Europa.
A esta 'ciudad de los Condes' se la identifica con la antigua Lacóbriga, citada en los itinerarios romanos. Estuvo implicada en las guerras sertorianas del siglo I antes de nuestra era. Fue cabecera de una de las merindades menores de Castilla y hoy aún es partido judicial de la provincia de Palencia. Durante los más oscuros siglos de la Edad Media, Carrión perteneció a una saga de condes conocidos por los cronistas musulmanes como los Banu Gómez, entre los que sobresalió García Gómez, que se llegó a enfrentar a Almanzor, al romper este conde los pactos que con él mantenía. Al actual término municipal de Carrión también pertenece el lugar de Torre de los Molinos, distante poco más de seis kilómetros de la villa.
Las fértiles tierras del río Matarraña han propiciado que este lugar haya estado habitado desde la prehistoria. En el entorno de esta localidad turolense se conservan numerosos vestigios de este periodo, como las pinturas rupestres de Calapatar y del barranc dels Gascons, los grabados rupestres de la Vallrovira o las construcciones funerarias de els Villalongs. También los íberos y los romanos se asentaron en este territorio. Pero, al igual que sucedió con su vecina Beceite, quienes realmente determinaron el nombre a la localidad fueron los árabes.
La denominación de esta villa es Villanueva del Río y Minas, con su capital en Villanueva de las Minas. Se establece el 19 de Noviembre de 1.944. Entre los siglos IV y III a. C. se estableció un poblado que siguió existiendo después de la entrada de los romanos. La ciudad de Mulva debió tener una vida breve pero rica y fastuosa, gracias a las minas, por lo que pudo levantar el santuario de Munigua. En 1.282, Alfonso X le otorga Carta Puebla y le concede Fuero Real.
La fundación del pueblo actual está, sin embargo, en un feudo de los duques de Alba surgido en el siglo XV. En 1.494, se le concedió el título de Muy Leal por el apoyo prestado en la toma de Granada.
En el 1.571, Felipe II vende el pueblo a D. Fadrique Enríquez de Ribera. Entonces se llamaba Villanueva del Camino.
Villanueva del Río y Minas, situados en las estribaciones de la comarca de la Sierra Norte y próximos al río Guadalquivir. Ofrece, por tanto, dos tipos de paisaje: la sierra de abundante vegetación de olivos, dehesas, encinas y rica en fauna, al norte; y la vega al sur. Su larga tradición minera se refleja en los abundantes restos de esta actividad en su término. También se encuentra en su término el Complejo Arqueológico Romano de Mulva-Munigua, del que sobresale el templo.
Como edificios dignos de reseñar se pueden señalar la Iglesia de San Fernando, en Minas y la Iglesia de Santiago el Mayor, en Villanueva del Río. Otro punto de interés es el Conjunto Histórico Minas de la Reunión.
Testigo de la historia a los largo de todos los tiempos, se han encontrado restos de la cultura argárica y de los fenicios, fue la Salambina de los cartagineses, la Segalvina de los romanos y la Salawbiniya de los árabes. Durante la dominación romana formó parte del itinerario que unía Castulo con Malaka. Importante fortaleza también durante toda la Edad Media. Hasta aquí llegó la expedición de Alfonso I el Batallador en tierras andalusíes. Conquistada por los Reyes Católicos en el 1489, fue defendida años después por Francisco Ramírez de un ataque de los árabes.
En los siglos XVIII y XIX fue duramente castigada por los ataques de los piratas turcos, obligando a su población a trasladarse a lugares más seguros en las montañas próximas.
En siglo XX inicia una etapa de prosperidad gracias al cultivo de la caña de azúcar y especies tropicales y al turismo.
Gran riqueza de yacimientos de todas las épocas y de hallazgos arqueológicos. Su origen parece ser romano puesto que es generalizada la creencia de que allí se instaló la ciudad romana de Baxo o Bago.
En el siglo IX llegó a ser capital de una Cora, participando entre los años 886 y 921 en el levantamiento muladí de Omar Ben Hafsún.
A finales del siglo XI pasa a formar parte del Reino Zirita de Granada. En 1.226 es conquistada por Fernando III y en 1.245 es donada a la Orden de Calatrava. Su reconquista definitiva la lleva a cabo Alfonso XI en 1.341, otorgándole privilegios y repoblándola, pasando a pertenecer a la abadía de Alcalá la Real.
En 1.370 deja de pertenecer a la Corona y se convierte en Señorío de la Casa de Aguilar, regentada por Gonzalo Fernández de Córdoba. En el siglo XVI, los señores de Priego, pertenecientes a la Casa de Aguilar, son nombrados marqueses de la villa y en el XVIII se integra en el marquesado de Medinaceli.
La evolución industrial y demográfica de Petrer ha provocado la unión de su casco urbano con el de Elda, de la que distaba 4 kms, dándose el caso curioso de que dos partes de una misma calle pertenezcan a cada uno de los municipios. Petrer es la quinta ciudad de la Comunidad Valenciana en densidad de población. Tiene orígenes romanos y musulmanes localizados en el mismo sitio: el castillo. Está reconstruido y es uno de los más bellos de la provincia.
Es también una zona de gran valor faunístico y cinegético y ganadero. El segundo, que circunda el pueblo, es el eje del paisaje, de la vida y de la historia del mismo; por la belleza del meandro se le conoce también como el Toledo Andaluz. La tercera, poblada de olivos, nos sitúa en un entorno propiamente cordobés. La población, de pasado ibero, griego, romano, musulmán, está situada sobre una pequeña elevación que domina el curso del río que la divide en dos barrios, ofreciendo una estampa inconfundible.
Durante la batalla de Munda entre Julio César y Pompeyo, en el año 45 antes de Cristo, la localidad cordobesa prestó su apoyo al primero, que la recompensó convirtiéndola en colonia inmune, una de las ocho que conformaron la provincia de la Bética. Aquí nació, al parecer, el padre del emperador romano Marco Aurelio, de mismo nombre, quien ocupó el cargo de pretor y murió cuando su hijo tenía tres años de edad.
Bajo el control de los árabes, tras el dominio visigodo, la antigua Ucubi transmutó su nombre por el de Al-calá, topónimo árabe alusivo a la fortaleza que coronaba este asentamiento. Y sobre sus torres derruidas se levantó un castillo a finales del siglo XIII. En 1303, el rey Fernando IV le concedió el privilegio de repoblación al lugar, que pasará a denominarse Espejo, una mala traducción del latín Specula, que significa fortaleza o castillo.
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De camino a Córdoba por el sur de Andalucía, a través de la carretera de Granada, la carretera permite al viajero pasar por Espejo. La antigua Ucubi ibera y turdetana, y también romana, es un pueblo muy apacible, de calma sosegada. Rica en olivos y cereales, esta joya de la campiña sur oferta al visitante una rica gastronomía y un patrimonio único fruto de un paso del tiempo testigo de relevantes avatares históricos. Espejo puede presumir de un pasado romano de postín. Numerosos vestigios arqueológicos hallados en su entorno así lo confirman.
Este municipio está enclavado en la Sierra de Tejeda, colgado sobre un abrupto y profundo tajo sobre el río Alhama. Cuenta con un reputado balneario de aguas termales ya explotadas por los romanos y árabes, y que actualmente ofrece modernos tratamientos contra la artritis, el reuma y el estrés. Su patrimonio histórico es rico y su casco antiguo está declaro como Conjunto Histórico-Artístico. Sus celebraciones son variadas y llamativas, como la romería del vino durante la feria de septiembre, el carnaval, y el Festival de Música Joven.
En el corazón de la comarca del Noroeste se extiende el municipio de Cehegín. Pobladores prehistóricos, íberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos eligieron estos paisajes de naturaleza cambiante para dejar un legado que hoy puede ser disfrutado por todos.
Cehegín, municipio situado en el corazón de la comarca del Noroeste, ha sido el lugar elegido por diferentes culturas para ser morada de sus pobladores desde los tiempos más remotos. Nos remontamos a la prehistoria, a sus Pinturas Rupestres pertenecientes al arte rupestre, declaradas Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, también tenemos la impronta de íberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos.