Al contrario, se trata de un pueblo con una larga historia cuyo centro histórico ya justifica por si mismo una escapada, más allá de la imprescindible visita a alguna de sus bodegas. El emplazamiento actual de la villa de Haro ya fue ocupado con antelación por los celtas y más tarde por los romanos, y según parece, su nombre viene de un faro que había en la confluencia del río Tirón con el Ebro.