Los primeros vestigios de poblamiento se remontan a la Edad del Bronce, aunque los más abundantes corresponden a la época romana. De la posterior etapa visigoda destacan restos de valor importantísimo (cancel de iconostasis, un cimacio, restos de un ara, dintel...) Del período califal nos queda la Mezquita, el símbolo más emblemático de la localidad y su cerca murada. Como colofón, encontramos una portada de estilo manuelino portugués única en la comarca adosada a la Iglesia gótico-mudéjar de San Martín construida tras de la reconquista cristiana.