La base estaba situada en la
Bahía Brouton (o Broutona), que es una caldera volcánica (restos de un cráter) del volcán
Uratman que se inundó con el agua de mar. Esto proporcionaba un puerto natural, de aguas profundas, idealmente protegido con paredes de hasta 450 metros de altura que rodeaban la bahía, ideal para una base naval secreta.
Para que la bahía de Brouton fuera funcional como base naval, los ingenieros soviéticos se enfrentaron a una barrera natural significativa. La entrada a la caldera, conocida como el
Estrecho de Diane, tenía solo 33 metros de ancho y 9 metros de profundidad, lo que la hacía intransitable para los submarinos más grandes de la Flota del Pacífico. Para solucionar este problema, se emprendió una de las operaciones de demolición no atómica más grandes de la historia.
La operación, consistió en tres explosiones separadas que sumaron un total de aproximadamente 5,000 toneladas de explosivos, incluyendo minas y torpedos fuera de servicio.
La base no era solo una instalación militar, sino una comunidad autónoma. Además de las estructuras de apoyo para los buques y submarinos, la base albergaba el pueblo de Kraternyy. Esta infraestructura, que en su apogeo apoyaban a una población de 3,000 personas, incluían al menos tres muelles flotantes, uno de los cuales sigue a flote hasta el día de hoy. El asentamiento asociado a la base (conocido como
Kraternyy o
Kraternyy Submarine Base) era autosuficiente, con bloques de apartamentos, un hospital, una escuela y otras instalaciones.
La base que se construyó en la época soviética para la Flota del Pacífico de la Bandera Roja dentro del ajedrez geopolítico de la Guerra Fría en el Pacífico, permitía que sus submarinos de misiles balísticos estratégicos (SSBN) operaran de manera segura y sin ser detectados, funcionó desde finales de la década de 1970 hasta 1994.
1994, coincidiendo con el colapso de la Unión Soviética supuso el cese de operaciones y la evacuación de la población. Transformaron la base en un pueblo fantasma de la noche a la mañana. Las fotografías satelitales confirman la existencia de los restos, quienes la han visitado la describen como un lugar desierto, saqueado, cubierto de maleza y oxidado. Los restos de naufragios, edificios abandonados y carcasas de vehículos militares se han dejado a la intemperie, deteriorándose en el duro entorno.