Bueno... yo no dije que fuera "por el tamaño"...
Me parece que la historia que les voy a pegar tiene mucho en común con el Titanic. En ambos casos el buque es un trasatlántico de lujo, en ambos casos hay al menos otro barco gemelo. Y en ambos casos se hundió en su viaje inaugural debido a un choque !!!
Que cosa!!
Señoras y señores del foro... Les presento la historia del Trasatlántico Maipú
Chan!!! ¿Maipú?... (no lo conoce nadie!!!)
EL NAUFRAGIO DEL MAIPU
Este es un resumen libre hecho por mí del relato publicado en la Internet, por Manuel Rodriguez Aguilar, sobrino de una sobreviviente.
En la República Argentina, el Departamento de Maipú es uno de los 18 municipios que conforman la provincia de Mendoza. El primer buque conocido que llevó su nombre fue construido por encargo por el Gobierno argentino en 1880 para el transporte de pasajeros y tenía 723 toneladas de registro bruto (TRB). Todavía faltaban muchos años para que otro buque llevara su nombre aunque sería por poco tiempo.
Para incrementar la capacidad de transporte de inmigrantes y carga, y cubrir la ruta del Mar del Norte, el ingeniero noruego Thorwald Horn, que trabajaba desde 1918 para el Consorcio Dodero, desarrolló el proyecto de un buque mixto de pasaje y carga en torno a las 11.000 TRB y 160 metros de eslora. Se decidió construir tres unidades gemelas que se encargaron en el año 1949 a varios astilleros holandeses. El 20 de enero de 1951, los astilleros “N. V. Koninklijke Maats De Schelde” de Vlissingen, botaron su número de construcción 267, segundo de la serie, que portaba el nombre de Maipú. Fue entregado a la naviera en mayo del mismo año y costó 26 millones de guldens.
Las características generales del Maipú, muy similares a las de sus dos hermanos gemelos, eran las siguientes: Buque mixto de pasaje y caga. Podía transportar 729 pasajeros (13 en primera clase y el resto en turista) y carga general en seis bodegas con medios de carga-descarga propios a base de plumas y puntales.
El primer viaje comercial del Maipú empezó en Buenos Aires a primeros de octubre de 1951. Al mando se encontraba el capitán Juan Márquez. La tripulación se sentía satisfecha porque se trataba de un barco nuevo, era su primer viaje y hacían una ruta atractiva. El pasaje era todavía escaso y en sus bodegas se apilaban una buena cantidad de materias primas argentinas con destino a Europa, principalmente fruta y carne. En su escala en Amsterdam se aprovechó el tiempo, casi una semana, para realizar pequeñas reparaciones dentro del periodo de garantía y en sus bodegas se estibaron un buen número de coches destinados al mercado sudamericano. Con respecto al número de pasajeros hay discrepancia aunque todas las fuentes lo sitúan un poco por encima de los 100, casi todos de nacionalidad argentina.
Terminadas las reparaciones, el buque abandonó Amsterdam y puso rumbo al último puerto de escala en Hamburgo. El domingo 4 de noviembre, el Maipú navegaba con rumbo Este en demanda de la entrada del río Elba con poca visibilidad. El día había amanecido frío y húmedo, lo que unido a la ausencia total de viento y mar en calma suponía uno de los mayores peligros que pueden presentarse en la mar como es la niebla.
El Maipú avanzaba con media máquina y emitiendo las señales reglamentarias de niebla. Gracias a la ayuda del radar se tenía un conocimiento aproximado de los buques y otros obstáculos cercanos, pero había que estar muy atento porque la niebla producía muchas interferencias y falsos ecos. En el año 1951 los radares eran todavía bastante rudimentarios y no era difícil que se produjeran desviaciones de rumbo, ángulos muertos y algunos errores en su funcionamiento. No obstante, constituían una ayuda importante en la navegación. Pasadas las seis de la mañana apareció un eco que se aproximaba por uno de los costados. Se hizo un cálculo rápido de rumbo y velocidad del eco. El resultado fue que pasaría por la proa y a una distancia segura.
La vigilancia sobre el radar era continua y no había novedades con el eco detectado, que continuaba a su rumbo y velocidad. De pronto, el eco rectificó su rumbo aunque las interferencias impedían saber exactamente si era un rumbo de colisión. La proximidad era tal que no se pudo maniobrar con timón y máquina, y solo fue posible observar como una afilada proa se clavaba hundiéndose en el costado del Maipú entre la escala real y la chimenea que produjo una brecha de unos tres por tres metros por donde empezó a entrar agua en el interior. A bordo del Maipú se notó un temblor brusco y al mismo tiempo se apagaron las luces, aunque pocos segundos después se encendieron automáticamente las de emergencia. El avance del buque casi se detuvo y los motores también se pararon. En ese momento eran aproximadamente las 7 menos cuarto de la mañana y menos el personal de guardia y algunos pasajeros que se habían levantado a desayunar para seguir las maniobras de aproximación a la costa alemana, el resto de pasajeros y la tripulación dormían plácidamente.
La velocidad del otro buque no era excesiva por lo que la proa no penetró demasiado y ambos buques se separaron poco tiempo después de colisionar. La tripulación, con el capitán al mando, empezó a organizar las operaciones de salvamento. La confusión era muy grande pero la tripulación, actuando de forma rápida y con serenidad, intentó hacer todo lo posible por salvar al buque. El Maipú se hundía lentamente pero como todavía no había una escora apreciable se pudieron lanzar al agua todos los botes salvavidas de ambas bandas. Después de más o menos una hora el capitán comprobó que las averías del Maipú eran tan graves que no quedaba más remedio que abandonar el buque, por lo que ordenó al oficial de radio a lanzar la señal de SOS.
El buque causante resultó ser el USNS General M. L Hersey (T-AP-148), un transporte de tropas norteamericano, que en ese momento iba abarrotado con más de 3.000 militares que habían embarcado en Bremerhaven y se dirigían a los Estados Unidos. Estaba igualmente dotado de radar y funcionaba en el momento de la colisión, pero el observador no detectó al Maipú posiblemente por su cercana posición o al confundir el eco con una de las interferencias debida a la niebla. Poco a poco se fueron acercando otros buques para colaborar, recuperando igualmente a algunos náufragos. Uno de los remolcadores intentó a la desesperada enganchar al buque argentino pero con una escora de 60 grados era ya una tarea imposible. A las tres horas de la colisión el Maipú se hundió en una profundidad de 22 metros. Todos los supervivientes, 238 personas entre pasajeros y tripulación, se habían concentrado en el USNS General M. L Hersey que puso rumbo de vuelta a Bremerhaven.
El periódico madrileño ABC, en su edición del 8 de noviembre de 1952, recogía en media página la conocida foto del Maipú hundiéndose con el siguiente texto: “HUNDIMIENTO DEL TRASATLÁNTICO ARGENTINO MAIPÚ.- A causa de la espesa niebla, el trasatlántico de lujo argentino Maipú, que desplazaba 12.000 toneladas, chocó con el transporte de tropas norteamericano M. L. Hersey, a 15 millas de la costa alemana, hundiéndose totalmente a las tres horas. El Hersey, desde cuya cubierta está tomada la fotografía, trasladó a los náufragos hasta Bremerhaven.”
NOTA:
Estoy rastreando a sus 2 gemelos. Solo se que fueron desguazados en 1980y 1985... veremos si encuentro algo.