Efectivamente en su construcción no fue todo bonito, 60.000 Nubios se quedaron sin hogar y se perdió un basto patrimonio cultural sin contar que la presa retiene el limo que arrastra el rio y empobrece los campos de cultivo. El nivel del Nilo ha bajado varios metros y el delta lo nota, el mar Mediterraneo cada vez entra más en el interior.
¿Debe decirse que son daños colaterales, asumibles? Y si no lo son, ante el hecho consumado, punto y aparte.
La realización de la gran represa de Asuán, situada en el Alto Egipto y destinada a modificar el entorno físico para controlar las crecidas del Nilo y producir energía, tuvo graves consecuencias en el frágil equilibrio del milenario ecosistema, sobre todo porque los ingenieros que la diseñaron no tuvieron en cuenta el impacto ecológico que su construcción tendría sobre la fauna, la flora, y también sobre la economía de los pueblos que habitaban los márgenes del Nilo.
Las consecuencias mediambientales han sido numerosas: sedimentación excesiva aguas arriba, erosión aguas abajo, desaparición de especies animales que efectuaban migraciones a lo largo del río, destrucción y salinización del delta del Nilo (la reducción del caudal del río ha causado que las aguas saladas del Mar Mediterráneo penetren en el terreno a lo largo de la costa cercana a la desembocadura), disminución de la productividad en las pesquerías, emigración de animales marinos al suprimirse la barrera de la salinidad, subida del nivel freático de las aguas en las vegas cercanas, contaminación del río provocada por los fertilizantes, herbicidas y pesticidas. Otra de las consecuencias negativas para... Leer más ...
El Nilo se desbordaba anualmente, cuando las aguas procedentes de Uganda y Sudán fluían hacia el bajo Nilo en verano. Desde la antigüedad, estas crecidas fueron las que convirtieron las tierras próximas al río en una fértil vega, ideal para la agricultura, al dejar un sedimento de nutrientes y minerales en el suelo, el limo. Sin embargo, la impredecible alternancia del nivel de las crecidas conllevaba la pérdida de cosechas enteras por anegamiento o sequía y la consiguiente hambruna en la población, por lo que se consideró necesaria la construcción de una presa que regulara el nivel de las inundaciones para proteger las tierras de labor
En 1956 el Gobierno Egipcio de Gamal Abdel Nasser anunció la construcción de una nueva presa en Asuán lo cual supuso una gravísima amenaza para los monumentos nubios.